Un año de invasión

En el Kyiv Post han publicado un montaje que une dos fotos de Volodímir Zelenski, una de hace un año, antes de que Rusia iniciase su invasión global sobre Ucrania, y otra más actual. En una mitad de la cara se adivina a un presidente joven, con traje y una mirada amable. En la otra, la barba, la camiseta verde militar, la cara endurecida y el gesto, cansado y triste, sugieren lo que ha pasado, lo que ha vivido y lo que ha visto. Por ejemplo, la semana pasada, en su rueda de prensa internacional con motivo del lamentable aniversario, Zelenski señaló su visita a Bucha tras la masacre rusa como el peor momento de la guerra.

Ve y díselo a Putin

Lo de que la paz es el camino no lo ha inventado Ione Belarra. La famosísima frase de Ghandi tiene valor y es útil para recordarnos la importancia del antibelicismo. Pero hay que tener la cara dura para decir que “llevamos un año diciendo la verdad: el único camino es la paz” en la segura Madrid, en vez de en Kyiv o en Moscú. Estoy cansado de las lecciones de Podemos o de Bildu sobre que enviar armas a Ucrania solo alarga el conflicto. Claro que todas y todos defendemos la vía diplomática. Claro que buscamos y deseamos la paz. Pero equilibrar las fuerzas es tan necesario como decir la verdad, sin falsos dilemas ni aforismos de calendario.

Aitor Esteban marca el camino

En El Periódico de España han recuperado la breve intervención de Aitor Esteban en la anterior moción de censura de Vox en la que Abascal era candidato. El portavoz del Grupo Vasco, entonces, aseguró que solo perdería un minuto para anunciar su voto en contra y hurtar así el mínimo tiempo posible al Congreso en aquella “patochada”. Hoy, según el digital, esa intervención es el modelo que quiere imitar y difundir ERC entre “la mayoría de izquierdas de la Cámara” (PNV, incluido) para convertir el intento de Tamamés en irrelevante. Modelo que Andoni Ortuzar también mencionó en el foro de La Vanguardia la semana pasada.

Nada te libra de Musk

Twitter funciona cada vez peor, quien lo use a diario y no sea la o el típico flipado que adore a Elon Musk lo sabe. Es imposible que funcione cada vez mejor si trabaja menos gente, el talento ha huido y el poco que queda está siendo machacado y despreciado: Esther Crawford, una de las trabajadoras con más responsabilidad que quedaban en la empresa y que se hizo famosa por tuitear una foto en la que se le veía dormir en la oficina como forma de sumisión a la tiranía de Musk, también ha sido despedida. La cosa pinta tan mal que la cuenta que ha difundido la noticia es “Best of Dying Twiter” (“lo mejor del Twitter agonizante”).

Tampoco me parece bien

Habitan en mí un cronista frustrado y un editor insatisfecho. Así que, por supuesto, voy a opinar sobre la reescritura de las obras de Roald Dahl. Y por supuesto, solo puedo estar en contra. He dejado a mis hijos mis propios cómics y tebeos, y he podido comprobar, al releerlos, la cantidad de referencias que hoy nos resultarían políticamente incorrectas: chistes racistas, machistas y clasistas que hay que contextualizar. Pero eso requiere tiempo: tengo que explicarles que hemos avanzando y que Mortadelo y Filemón, sin ir más lejos, están escritos en un momento concreto. Lo fácil es que las empresas lo hagan por mí. Lo peligroso, también.

Su lucha y la de todas las personas

El domingo pasado celebrábamos el Día contra la LGTBIfobia en el Deporte. Una jornada que pasó casi desapercibida. Pero gracias a Líbero, durante la semana el tema ha revivido con su duro pero necesario texto sobre Justin Fashanu, “el primer futbolista en confesar públicamente su homosexualidad”. “El delantero inglés de los años 80” “vivió tal tormento durante su carrera deportiva que decidió acabar con su vida en 1998, con 37 años”. “‘Ser negro ya era difícil y si a ello le sumas ser gay era aún más’, confesó en un reportaje televisivo su hermano John”. Hoy su lucha “sirve como ejemplo”, pero para todas y todos.

La gran noticia

En este domingo lluvioso que aprovecho para hacer un repaso semanal no podía dejar de comentar la noticia de “el tercer caso del mundo que se cura de VIH” (República). Ya sé que se trata de personas concretas con una casuística específica, pero si se confirma que hay una manera de curar del SIDA podemos estar ante procesos y medicamentos que, poco a poco, vayan lográndolo con más facilidad. La mayoría de los que tenemos más de cuarenta tenemos grabadas imágenes y momentos relacionados con esta enfermedad, y nos acordamos de la marginación que sufrían quienes la padecían. Hoy el escenario es otro y es el mejor.

¡Venga ya!

Hay quien cifra en 20 millones lo que ha cobrado el príncipe Harry por sus memorias. En Informalia hablan de que Iñaki Urdangarín podría haber sido tentado con 10 veces menos por hacer lo propio. Poco dinero para lo que puede destapar (si cuenta la verdad) pero suficiente para rehacer su vida: eso es lo que han debido de pensar en la Casa Real, que ya se ha puesto manos a la obra para neutralizarlo, y para ello, van a “pagar una pensión a Iñaki Urdangarin si quiere que guarde silencio y renuncie a escribir un libro por el que le han ofrecido dos millones de euros”. Pero, ¿con el dinero de quién comprarán ese mutismo?

Otro

Elon Musk tuvo la idea y la puso en marcha y, por lo que parece, Mark Zuckerberg va a copiarla y ganar aún más dinero (me sorprendería que no fuese así): pagar por las cuentas verificadas es una fuente de ingresos novedosa que las redes sociales ya están poniendo en marcha, y realmente cambia el juego. Las y los usuarios no pagábamos por los servicios porque nosotros éramos el producto que las empresas vendían: targets autosegmentados a los que colocar publicidad aceptada a cambio de mantener unas conexiones personales virtuales. Ahora, además, vamos a pagar por hacerlo. O lo harán las marcas, en primera instancia.

Una estupenda paradoja

Ya había leído algo sobre los libros que se venden en Amazon escritos gracias a (o “por”, directamente) ChatGPT cuando di con este post en Microsiervos: “La paradoja de la revista de relatos de ciencia ficción que ha decidido no recibir más abrumada por los generados mediante IA”. ¡Qué gran dilema! Una revista en la que los autores habrán reflexionado tanto sobre la inteligencia artificial se ve obligada a gestionar textos que pueden haber sido creados por esa tecnología. ¿Por qué? ¿No se trata, precisamente, de eso, de suspender la realidad por un rato y dejarse llevar por relatos en los que la tecnología también es protagonista?

Pa’lante

Este es un gran descubrimiento: trabajar cuatro días a la semana nos viene mejor. Pero no solo como empleados y empleadas: las empresas son más rentables y las que no incrementan sus ingresos tampoco los reducen. En el Reino Unido, “de las 61 empresas que participaron en el test de junio a diciembre del año pasado, 56 han decidido extender este horario, y 18 de ellas lo han adoptado de forma permanente” (Xataka). ¿Qué más necesitamos saber? ¿A qué otra comprobación tenemos que esperar? “32 horas a la semana sin reducción salarial” es un lema que suena tan bien que podríamos hasta hacernos camisetas con él.

Pues entérate

Leemos en Vozpópuli que el consejero en Enagás a propuesta de Podemos, Cristóbal Gallego, “se abstiene desde 2021 en la votación del informe anual sobre retribuciones del consejo de Enagás por ‘no tener experiencia en cuestiones retributivas en el sector privado’”. Gallego gana “hasta 160.000 euros anuales”, lo mismo que el resto de consejeros y consejeras. Y con ese sueldo desde 2020 no ha conseguido averiguar lo que se cobra en el sector privado y, más concretamente, en el energético. Puedo llegar a entender la incomodidad por la contradicción en el partido morado, pero no puedo comprender que nadie tome a la gente por tonta.

¡A la mierda!

Lo que han hecho los de Lori Meyers es posar, ni lanzar al aire una tuit por el que dirán: “A la mierda las zonas Golden y VIP. Toda la pista a 35 €. A los que habéis comprado esas entradas muchísimas gracias, se os devolverá el importe completo o la parte correspondiente si pasáis a pista u otra localidad”. En un mundo de punkis de postal y escaparate, como cantaba La Polla Records, y de consejeros que aceptan un sueldo de seis cifras con la excusa de que no saben si es correcto o no, ver a una banda de música dar un paso al frente y jugarse su pasta a cambio de una experiencia sin exclusividad para el que pueda hasta emociona.

“La indepe girl”

Ha vuelto esta semana, gracias a Menéame, un vídeo de Polònia que tiene un par de años. Cosas de Internet. No lo vi entonces pero he podido hacerlo ahora y casi tiene la misma validez. Esta vez, el trabajo fino de las y los de TV3 no ha servido para hacer una pintada gruesa a la monarquía o la ultraderecha españolas, sino a Laura Borràs, presentada como la Barbie Girl del videoclip de Aqua, y Carles Puigdemont, que es su Ken. Visto con perspectiva, las promesas de independencia que cantan ambos personajes tienen otro tono, y el triunfalismo de entonces es hoy una montaña de frustración que alguien tendrá que gestionar.

Ya no manda

Sí, voy a hacer sangre porque el FC Barcelona no deja de protagonizar los casos que nos hacen sospechar que nuestros equipos de primera participan en una competición adulterada. Primero fue Piqué, que ya parece hasta poco, ayudando a vender a Arabia Saudí una Supercopa en la que si no participa el Barça hay una penalización. Después vinieron las “palancas” que permitieron a un club sin dinero fichar como si no costara. Y ahora estamos con los pagos al estamento arbitral en un período en el que el equipo fue claramente beneficiado. En Europa, evidentemente, no cobra Negreira y el Barcelona vuelve a perder.

En una ofrenda cualquiera

Representantes de Bildu tuvieron a bien el pasado miércoles participar “en la ofrenda floral organizada por la Fundacion Buesa en el monolito de Gasteiz”. Y hasta ahí podemos leer. Las fotos y el sucinto tuit las publicaron en la cuenta del partido en la capital de la CAV. Hasta ahí pueden llegar. Y por supuesto, la ofrenda tendría que ver con algo pero no dijeron con qué. Mencionar a Fernando Buesa o Jorge Díez y, por supuesto, mencionar a ETA es necesario. Omitirlo es otro acto de cobardía. Y esto debería de molestar especialmente a quienes hoy están en la coalición pero entonces estaban contra ETA. Pero no lo hará.

La fachada

El posado para los medios de Vox tras el anuncio de la moción de censura que protagonizará Ramón Tamames es para observarlo y deleitarse: doce señores muy aseñorados, encantados de haber coincidido en un entremés que solo ellos se toman como seria (y muy española) zarzuela. Una imagen que huele a pis, con un Sánchez Dragó que destaca porque es el único que no lleva chaqueta y porque, qué demonios, es el friki entre los frikis. Una foto que ha generado muchos tuits (algunos con más fortuna que otros) y que como detector de fachas sin gusto ni vergüenza (fachas, en resumen) resulta muy útil.

¿Y si…?

¿Y si el PP no se abstiene? ¿Y si acaba apoyando a Ramón Tamames? ¿Qué pasaría? Vox activaría a todo su electorado, pero el PP no perdería nada por la derecha. ¿Lo haría por el centro? ¿O perdería más un PSOE que disputaría el voto de la izquierda con un Podemos desatado? ¿Qué pasaría en Euskadi y Catalunya? ¿Serían los partidos nacionalistas refugio ante semejante desfachatez o sufrirían en un escenario más español y utilitarista que nunca? ¿Qué pierden Núñez Feijóo y Sánchez? ¿Habría adelanto al 28-M? ¿No es eso un alivio para muchas y muchos votantes en España? Estoy deseando ver el espectáculo.

Las cosas del comer

Llevo años observando la política muy de cerca y sé perfectamente que, pese al ruido, en los parlamentos precisamente se habla de las cosas del comer, del día a día, que afectan a la ciudadanía plenamente. Por eso cuando un partido populista como Vox plantea una segunda moción de censura con un candidato octogenario lo que está haciendo es sustraer tiempo y dinero de lo importante, como la convocatoria de huelga para las y los trabajadores autónomos en España, en abril. Dudo mucho del éxito por quién lo convoca (una plataforma surgida de un grupo en Facebook) y, sobre todo, por quién tendrá que dejar de trabajar.

Spotify inventa la radiofórmula

Spotify ha inventado la radiofórmula, pero al estilo de 2023, claro: una inteligencia artificial hablará pisando las canciones para presentarlas y animarte, en una experiencia completamente personalizada, por supuesto, y doy por hecho que de pago. La hostia en verso, voy a permitirme la expresión ante el nivel del inventazo, el derroche de creatividad, la jefada máxima que se han marcado los de Spotify. O todo lo contrario. No sé si tendrá éxito, pero sí sé que la colección de novedades que nos ofrecen porque dan por hecho que las devoramos me resulta un poco estresante pero, sobre todo, completamente innecesaria.

No sabe lo que es Google

No creo que Edmundo Bal llegue muy lejos. Lo siento por él, pero si no conoce algo tan básico sus opciones, en política y en lo que se proponga, nunca serán muchas. Me refiero a algo que pone en evidencia en uno de sus últimos tuits: no sabe usar Google. Lo que me preocupa es que en Ciudadanos nadie se lo haya chivado. ¿Tan poco le quieren? ¿Tal vez Bal siga usando Netscape? Lo que está claro es que no ha perdido 15 segundos para buscar respuestas a las preguntas que se hizo ayer en el Congreso: “¿Cómo se calcula el cupo? ¿Qué servicios del Estado paga? ¿Alguien lo sabe?”, y que suman más de medio millón de resultados en Google.

¿Dónde estabas entonces?

¡Qué gran canción es “Insurrección” de El Último de la Fila! Y qué gran estrofa esa que canturreamos ante alguna caída del guindo: “¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?”. La que acaba de descubrir el fuego es Mertxe Aizpurua, que piensa que nadie ha hablado de la juventud en el Congreso antes que ella, antes de que a Bildu le haya dado por copiar al PNV hasta en la “agenda vasca” que ahora cita Matute. Aizpurua habló ayer de la juventud, que solo ha conocido una crisis en 2008. Entonces, yo también era joven y me ponía por mi cuenta, y me acuerdo perfectamente de dónde estaba cada uno y una.

Dale, Pablo

Precisamente Bildu ha sido uno de los partidos invitados por Podemos en unas recientes jornadas sobre la invasión rusa sobre Ucrania en las que, significativamente, no había ninguna ni ningún refugiado ucraniano para explicarse. Ambos partidos son de los más importantes entre los que airean un falso dilema: o diplomacia o envío de armamento. La realidad, como siempre en sus casos, es otra: refuerzo a Ucrania para que se defienda mientras la diplomacia avanza. Pablo Iglesias va aún más lejos: apuesta “por entregar Crimea y Donbás a Moscú” porque “eso es lo más conveniente”. Eso le afea en Twitter el periodista Luis de la Vega.

Sí, es el mismo Putin

Pablo Iglesias justifica su argumento de entrega de territorios ucranianos para avanzar en la paz con que son regiones de mayoría rusoparlante. Como si la imposición de quien ocupa militarmente esas áreas, Rusia, no tuviese nada que ver. Más allá de la evidente tontería, sigo sin entender cómo alguien puede justificar a Putin sin cobrar por hacerlo. Un dictador de facto que reprime sin piedad la libertad de expresión en su país y que tiene una obsesión contra las personas homosexuales. Entonces, ¿es progresista entregar más territorios (en los que viven personas) a alguien con semejante visión del mundo?

No perdamos de vista los fundamentos

Siempre que tengo ocasión recupero los fundamentos de la comunicación o el marketing: volviendo a ellos he deshecho nudos y he encontrado soluciones que parecían complejas. Del mismo modo, cuando me encuentro con una muestra de ese regreso a las ideas que no debemos perder de vista siempre la aprovecho. En este caso, la ha tuiteado Juan Antonio Giner a propósito de cómo las cabeceras que tropiezan en la inmediatez: “Todo esto sucede porque seguimos obsesionados con las ‘breaking news’ cuando, como decía Gabo, ‘lo importante no es quién da primero las noticias sino quién las da mejor’”. Pues eso.