No le tembló el pulso para convocar a los medios a la misma hora a la que Rajoy daba una rueda de prensa desde Brasil, y enmudeció a quienes vivimos de la política, de ejercerla y de contarla, durante los tres minutos que nos mantuvimos pegados a la tele. En ese tiempo Esperanza Aguirre dimitió de su último cargo (concejala) porque Ignacio González le engañó. Pero no se trata del último capítulo, la política con menos miedo del panorama español no abandona.
Si lo saben lo entiendo aún menos
Sigo en Twitter, donde Pablo Casado reclamaba justamente: “Una inmensa mayoría de cargos del PP son honestos y se dejan la piel en su trabajo, muchas veces sin cobrar”. Si lo saben, ¿cómo explican lo que llevamos años leyendo? ¿Cómo explican a esos cargos honestos lo del de desvío de dinero para enriquecimiento personal o financiación del propio partido? ¿Cómo explican a quienes no cobran lo de los sobres que repartía Bárcenas? ¿Cómo pueden mirarles a la cara?
El mal favor de Zapatero a Díaz
José Luis Rodríguez Zapatero acaba de echar un capote de mala manera a Susana Díaz, a la que, según el ex presidente español, critican en Catalunya por ser mujer y andaluza. Dicho de otro modo: mejor que no la critiquemos en ningún caso no vayan a pensar que lo hacemos porque es mujer y andaluza y, claro, ya sabemos que en esta época la discriminación por género u origen es imperdonable. Pero peor es la tutela insoportable y la pureza indiscutible e impuesta.
La tontería magnífica
A “Eterno Primavera” le siguen casi 50.000 usuarios en Twitter capaz de ver sin atragantarse como esta estrella anónima del medio se cisca en represaliados, exiliados e incluso asesinados: “El PSOE de Felipe González se entiende tan bien con el PP porque los crearon los mismos y están a sueldo de los mismos”, suelta el indocumentado, tirando por tierra la historia de un partido socialista cuya actualidad será impropia de su pasado, pero con un recorrido que merece respeto.
Menos fiable que Nicolás Maduro
No se me ocurre un personaje político menos de fiar hoy que Nicolás Maduro, el único capaz de superar a Donald Trump, que se empeña en mostrarse al mundo como un mono con dos pistolas. El presidente venezolano aparece en un vídeo jugando al baseball con normalidad y asegurando a la comunidad internacional que los disturbios que sufre su país cada día son falsos. Además de su insinceridad, su capacidad para pasar del dolor de su pueblo es indignante.