
Donald Trump es una máquina de hacer europeístas. Es verdad que yo, como nacionalista, tengo facilidad para sacar la bandera, hinchar el pecho y decir: ¡a la mierda Disney, Amazon, Google, Apple, Coca-Cola…! No va a ser fácil porque sustituir algunos productos y servicios será complicado y, en el mejor de los casos, vamos a tener que dedicar tiempo y perder comodidad para cambiar algunos hábitos. ¿Y a qué plataforma me puedo suscribir? ¿Qué correo electrónico voy a usar? ¿Existen teléfonos y ordenadores producidos en Europa y fiables? “En la UE estamos juntos en esto” (El Independiente), dice Von der Leyen. Yo, sí.
Le hace los recados a Putin
Donald Trump ha puesto el mundo patas arriba por su ignorancia y atrevimiento, y porque se sienta en la silla del despacho que más poder concentra del mundo, posiblemente. Realmente, no pasa de dictador bananero apoyado en la fuerza, en el amigo rico y poderoso, y en sus palmeros. Su altura política es tan baja que no tiene ni idea de las implicaciones que para su país suponen los aranceles (¿cuántos empresarios estadounidenses temen hoy por los aranceles a China?) y no le importa quedar como el que le hace los recados a Putin: “Trump excluye de los aranceles a Rusia, Bielorrusia, Cuba y Corea del Norte” (Libremercado).
¡Claro que es un disparate!
Lo que hace Trump no nos desasosiega por malvado, sino por inconsciente. No son maniobras maestras o atrevidas, son disparates. Lo dice hasta Elentir en Contando Estrelas, que suma “un nuevo miembro” al “club” de quienes tienen “ridículas nociones de economía”, que para el autor son “socialistas y comunistas”. Lo escribo para que todas y todos sepamos de dónde partimos. “Presenta como arancel lo que es un déficit comercial” en el famoso cuadro, y como ejemplo de rigor, destaca que también “impone aranceles a unas islas deshabitadas con información falsa”. En resumen: “Es un discurso irreal y ridículo que provocará un grave daño”.
Con lo que no cuenta es con la globalización
Escribe Lupe Carrasco en Vozpópuli que “Donald Trump pone en riesgo la globalización”. No estoy de acuerdo. Es más: estoy convencido de que no la tiene en cuenta, de que no ha visto venir que la globalización amortiguará la hostia que ha intentado dar al mundo. Los productores no van a estar parados, calculando cuánto margen de ganancia pueden perder para mantener el precio: buscarán nuevos mercados, sabrán aprovecharán la ola europeísta y taparán los huecos que dejen precisamente los productos estadounidenses que carecerán de proveedores y que serán gravados justamente con aranceles recíprocos.
Los papelones
El lehendakari Pradales, Aitor Esteban, Pedro Sánchez, hasta Alberto Núéz Feijóo han dicho lo que correspondía ante los aranceles que ha anunciado Trump. Otxandiano lo resolvió con una foto gris en Mondragón antes del anuncio y los otros extremos se han salido del tiesto. El discurso de Vox (no lo ha defendido Abascal, el que se saca fotos con Trump) carece de sentido y es extemporáneo. Y el de Ione Belarra no resiste un asalto contra el sentido común: cuando pide que el gobierno expropie las viviendas a los fondos buitres estadounidenses coge el rábano por las hojas exactamente igual que los de Vox. Qué pena de política.