Ya sé que ha pasado un montón de tiempo desde que el Athletic se clasificó para la Champion, pero la vuelta de vacaciones se me ha hecho dura y no encontraba momento para escribir. Encima sólo falta un día para jugar contra el Barcelona. No importa. No voy al hablar de los culés y de lo que allí nos espera. No. Prefiero volver de vacaciones hablando de la magia de San Mamés. De lo que vivimos el miércoles de hace 2 semanas (como esto no es un texto periodístico, sino un comentario en un blog, me permito la licencia de hablar de algo no actual… ). Y lo hago porque para mí y creo que para muchos el sentimiento de lo que vivimos seguro que perdura mucho tiempo.El partido tenía todos los ingredientes necesarios para ser algo especial. Encima en mi caso se añade la suerte de que mi familia fue al completo porque mis hijos estrenaban carnet al ser socios berrias. ¡Qué mejor manera de estrenarlo! El campo mostraba un aspecto reluciente en todos los sentidos. La gente animando sin jugadores. Estos salen y el delirio. Y si tengo que hablar sobre el himno… o lo que sentí mientras se cantaba… Lo que mejor lo refleja es una imagen que ha volado por internet, wasaphs, twiters,… titulada: No es frío. Es el Athletic. (No he sido capaz de subirla… perdonad mi torpeza). Para el que no la conoce y no la puede buscar, diré que es, simplemente, una foto de un brazo con carne de gallina. Aunque en mi caso he de decir no era sólo el brazo. Cuando el encargado de la megafonía quitó el himno, después de los gritos de ánimo de siempre del público, a los aficionados nos dio igual y seguimos cantando, ¡a capela!, el himno, es decir, la letra a voz en grito. Es la primera vez que pasa en San Mamés y durando tanto tiempo. Impresionante. Precioso. Ahora que lo estoy recordando de nuevo tengo carne de gallina. Y no es frío. Tengo varias amigas que dicen que es locura… bueno, tampoco se lo discuto. Pero es lo que sentí. El público dejó de cantar cuando pusieron el himno de la Champions. El primer momento mágico para mí había tenido lugar.
Durante el partido, los nervios hicieron que lo pasase mal, sobre todo con el gol de ellos, pero a partir de ahí… (De nuevo carne de gallina), vino todo rodado e indescriptible. El premio a todo un año de trabajo se tocaba con las manos. Un año completo trabajando para ello, aunque no fuese ni mucho menos la meta inicial. Si no se hubiese logrado nos hubiésemos quedado con la misma cara de tontos que los pobres napolitanos… todo el trabajo a la basura, o al premio menor de la UEFA. La Champions es lo más y diría que casi algo impensable para el Athletic por la filosofía que tenemos pero… ¡¡SE HABÍA LOGRADO!! Siguiente momento mágico.Tuve una sensación parecida hace 16 años, en aquel partido contra el Zaragoza que nos situó definitivamente en segunda posición al acabar la Liga, dando así la posibilidad del pase a esta misma competición. Quedar segundos aquel año también fue algo increíble. 16 años son muchos, pero quizá para una meta que creíamos impensable, igual no es tanto. SOMOS DE CHAMPIONS. Ahora a disfrutar el momento o los momentos, y a llegar lo más lejos posible, gracias en parte a LA MAGIA DE SAN MAMÉS.
¡Aupa Athletic! Y por supuesto, mañana… ¡a por el Barça!