Ni un pelo de tonto

Cuando me enteré de que Donald Trump había reculado con los aranceles pensé: “¡Menudo gilipollas!”. Pero, como casi siempre, estaba equivocado: el rebote en las bolsas, que solo podía anticipar el presidente estadounidense que conocía el cambio de criterio arancelario, ha hecho muy ricas a muchas personas. “¡Es un gran momento para comprar!” eso fue lo que posteó en su red social el propio Donald Trump poco antes de anunciar que pausaba los aranceles, lo que llevó a una subida de la bolsa. Si había un plan, era el de enriquecerse. Si hubo un cambio de criterio lo primero que hicieron fue caja.

Miedo, no, pavor

Iba todo tan mal tras el anuncio de los aranceles que los valores refugio de los mayores especuladores (el oro, los fondos, las criptomonedas) se vendían. No había miedo en las bolsas, había pánico. Todos los termómetros indicaban un invierno nuclear, y por eso Trump ha reculado. Eso, sí, ampliando algunas fortunas por el camino. Por supuesto, el discurso es otro: que todo estaba planeado, que era una estrategia para conseguir ventaja en las negociaciones (aquel “están besándome el culo”), que lo importante es la recaudación y la subida de la bolsa, no lo que ha pasado hasta ayer mismo… Pero no podemos darlo por bueno.

El exprimidor, a tope

Tapado por los aranceles, Elon Musk ha hecho una maniobra que no podemos perder de vista: ha vendido X a otra empresa de su holding para revalorizar la red social y, de paso, la empresa que lo adquiere: “El acuerdo ha provocado la fusión de dos de sus empresas, y hace que la valoración de xAI ascienda a 80.000 millones de dólares y la de X a 33.000 millones” (Xataka). Por supuesto, el gobierno no ha puesto ningún “pero” aunque todos intuimos que este solo es un primer paso hacia otro destino. Es decir: los enfrentamientos entre Musk y varios asesores no impiden que en lo importante (para ellos) no haya fisuras: han puesto el exprimidor a tope.

Un país fallido

Tenemos que tratar a EE.UU. como lo que es: un negocio para los ricos y poderosos con tintes de dictadura. En Instagram la cuenta oficial de la Casa Blanca se ha reído de la expulsión de inmigrantes, mientras leemos que hay deportaciones o traslados a las cárceles de Salvador de personas que no han sido condenadas por ningún delito. Y el propio Elon Musk, junto al fundador de Google, Sergey Brin, empiezan a difundir la idea de que trabajar menos de 60 horas semanales es de débiles y de frágiles. EE.UU. no es el país de la libertad y las oportunidades: es una oligarquía cada día menos democrática.

Esto sigue pasando

Además de retrasar la aplicación de los aranceles, Trump ha tomado otra decisión llamativa en las últimas jornadas: “Declara la guerra a las duchas que no le permiten ‘cuidar de su bonito pelo’ como es debido” (el Huffington Post). Ha acabado con la limitación de la presión y los caudales para ahorrar agua. Unos días antes, además, “firmó una serie de órdenes ejecutivas para impulsar la producción de carbón” (Voz.us), mandando al carajo las medidas que ayudan a que podamos ser un poco más sostenibles, con su habitual y repelente sorna. Y todo esto, mientras “Europa vivió su marzo más cálido” (Europa Press).

Así somos

Ha pasado en Facebook, pasa en YouTube, Instagram y en X, y también en TikTok: “Vemos violaciones, porno infantil, asesinatos… te entra en la cabeza y no se va” (Activos). Esto es lo que ven las y los moderadores de la herramienta china. Ha pasado, pasa y pasará porque así somos los seres humanos: mucho peor de lo que queremos ver. Todos esos crímenes terribles se suman al montón de mierda diario que tienen que ver las y los moderadores: “Te pagan para ver personas inútiles haciendo cosas inútiles y sentirme un inútil mirándolo”. Eso es lo que hay en TikTok (y en las stories de Instagram, también) en grandes cantidades.

¿Y las fuentes?

Cuando estudiaba periodismo, mis profesoras y profesores en la UV/EHU insistían en la importancia de las fuentes. En el ejercicio de mi oficio he comprobado que tenían razón, seguramente por eso me haga una gracia trágica la pelea entre Google y las inteligencias artificiales, que pugnan por ofrecer información de manera directa a las y los usuarios. Ni un link, que molestan (y obligan a repartir las ganancias). Información que no generan, que cogen por el morro tecnológico de otros sitios web. A medio plazo esto es un desastre porque sin links, no habrá páginas, sin páginas, no habrá contenidos, y sin contenido no habrá nada.

Sin contenido ganan los malos

Si las inteligencias artificiales o Google no dan valor a las páginas web a las que hurtan la información, estas dejarán de servirlo. Y sin información solo ganan los malos. La tormenta perfecta está ahí, la vemos llegar, más nos vale que hagamos algo. Y por hacer algo me refiero a estar informado por periodistas. ¡Eso sí que es revolucionario! Porque solo las y los desinformados verán con buenos ojos estas aberraciones: “Trump firma una orden ejecutiva para reformar el sistema electoral” (Voz.us, el medio que explica el trumpismo en castellano de España) con más restricciones en nombre del “control” y la “eficacia”.

Europa busca alternativas

Llevo semanas buscando alternativas europeas a mi correo electrónico, mis redes sociales, las plataformas e incluso a Paypal. Me alegra saber que no soy el único: “Europa busca liberarse de Visa y Mastercard: así es el plan del Euro Digital y el ‘Bizum Europeo’” (Genbeta), “hay empresas europeas que quieren independizarse de las nubes de Amazon, Google y Microsoft: no lo tendrán fácil” y “Europa necesita una alternativa a Starlink y España acaba de invertir 14 millones en su primera pieza: Sateliot” (Xataka), son solo unos titulares cazados al vuelo. Esta guerra sí podemos ganarla, pero hará falta hacer cesiones a nuestro bienestar. Hagámoslas.

La realidad

No discuto los impuestos, quiero un funcionariado bien pagado que se gane el sueldo y entiendo que el sector público es tractor económico. Pero también estoy seguro de que debemos mirar la realidad de frente: “Los funcionarios anuncian movilizaciones por sus bajos salarios. En realidad, ganan más que los empleados del sector privado”. Esto que escriben así de claro en El Blog Salmón debe invitar a la reflexión, empezando por el propio funcionariado, que cobra de media un 24% más que el sector privado, y que percibe erróneamente que sus condiciones (no solo salariales) no son tan buenas. ¿Seguro?

Yo lo voy a intentar

Donald Trump está en su derecho de rodearse de gilipollas y de tomar decisiones totalmente equivocadas. Y yo estoy en el mío de hacer boicot a los productos estadounidenses. Y lo voy a intentar. Evidentemente, con el trabajo que tengo, va a ser difícil: encontrar alternativas a X o Instagram es difícil. ¿La china TikTok es mejor? La alternativa a WhatsApp es rusa: Telegram. Algo podría hacer con el mail, pero llevo 12 años pagando a Google por servirme el mío. Mi página web está en WordPress y la red social a la que más tiempo he dedicado (18 años) es Flickr. Con todo, insisto: yo lo voy a intentar.

Siempre presente

Xavier Tomàs, uno de mis analistas políticos de cabecera, ahora en Bluesky, ha resumido muy bien “cuatro paradojas básicas” que definen nuestro tiempo: damos por hecho la democracia y la paz, también damos por hecho que algunos poderes contrarrestarán al político, buscamos soluciones simples y creemos que los más listos siempre están en el bando bueno. Nada de esto es cierto, lo estamos viendo: Putin y Trump son un riesgo para la paz y la democracia, están legitimados por las redes sociales y los poderes económicos, sus soluciones les sirven solo a ellos y las mentes más hábiles también están hoy a su servicio.

Los principios

Un compañero que sabe mucho más que yo me dijo el pasado viernes una frase estupenda: “Final solo hay uno, todo lo demás son principios”. Seguramente, la frase me gustó porque llevo años convencido del valor que tiene tener unos pocos principios firmes y basados en la bondad para, sobre ellos, construir. Sobre lo que no podemos construir es sobre esta inmundicia: “Un 65% de los israelíes apoya la limpieza étnica de Gaza. El colapso moral de un estado que se creó como respuesta a otra limpieza étnica, la de los judíos de Europa, es estremecedor” (Javier Espinosa en Bluesky).

Segunda parte

Precisamente por haber traicionado sus principios Enrique Dans cree que “el descenso a los infiernos” de Elon Musk es más pronunciado. Vende coches eléctricos para personas concienciadas con el medio ambiente y forma parte de un gobierno que apuesta por la contaminación. Y tiene una compañía para facilitar el acceso a Internet en espacios con más dificultades (desde la Ucrania invadida a países con pocas infraestructuras) y forma parte de ese gobierno que ha entregado Ucrania al invasor ruso y que va a ahondar en las desigualdades para beneficiarse económicamente.

Hemos venido a pasarlo bien

Soy consciente de que esta columna es un poco agria y de que tengo que redimirme. Y lo voy a hacer con esta web: itizso.itch.io/retrofab. Ya sé que parece un galimatías pero merece la pena escribir con cuidado cada letra y punto, y la barra, en el navegador de un ordenador (si no, en Microsiervos han puesto el link). Se trata de una web que recoge todas las “maquinitas” a las que hemos jugado o hemos visto jugar. Esas básicas con una cruceta y uno o dos botones, que hacía que nos arremolinásemos durante el recreo alrededor de quien había sacado una al patio. Cero nostalgia: la jugabilidad en la web es una maravilla.

El futuro de Internet

Yo veo como futuro de Internet lo que Enrique Dans ya ve en el presente. No puedo negarlo, me lleva años de adelanto (y por eso me resulta tan interesante): “Un internet cada vez más hostil hacia los humanos, plagado de spam optimizado para las búsquedas en Google, de artículos patrocinados llenos de estupideces y con títulos repletos de clickbait, de anuncios inútiles y de basura generada mediante inteligencia artificial generativa”. Él aboga por que Internet siga consistiendo en “diálogos entre personas” y por eso afirma que seguirá gestionando su bitácora y sus redes de manera personal y artesana. Me sumo.

No pasa por el Metaverso

El futuro de Internet no pasa por el Metaverso. No, por lo menos, como está concebido hoy. En 3D Juegos lo explican muy bien: primero hablan de que 2025 va a ser un año clave para el proyecto de Zuckerberg que hace aguas por todos los sitios. Después recuerdan que, en este tiempo en el que Meta lo intentaba con empeño, hay dos proyectos similares que sí han triunfado: Roblox y Fortnite, para los que no hacen falta esas gafas de 400 € que hay que tener para acceder al universo paralelo de Meta. Y hace ya unos cuantos años, Second Life tuvo más éxito que el Metaverso.

En época de aranceles…

Parece que Trump se ha pensado mejor lo de los aranceles a Canadá y México, pero por si acaso se pone chulo con Europa, nos vamos preparando: en Xataka han publicado una lista de “61 alternativas europeas a Google, X, Gmail, Chrome, Maps, DropBox, Google Drive, WhatsApp y otros servicios populares”. Algunas de ellas las conozco de primera mano y el manejo y la fiabilidad son equiparables a los de los servicios estadounidenses, y en los ordenadores es muy fácil utilizarlas. Pero mientras sigamos teniendo móviles de Apple o de Android, vamos a tener dificultades para evitar las que nos resultan más accesibles.

No vuelve YouTube porque nunca se fue

Por muchas herramientas que aparezcan y nos fascinen, y por muchos cambios que algunos pongan en marcha en viejas plataformas, seguimos buscando y usando refugios, también digitales: Microsoft, Facebook (Andoni Ortuzar ha publicado en esta red sus últimas cartas, puede que las más importantes de su carrera política) o YouTube son fortalezas difíciles de derribar. Ahora vemos, después de la eclosión de Twitch (que no fue para tanto) y TikTok (que sí tiene mucho volumen, pero de porquería), que streamers e influencers refuerzan su presencia en YouTube: “De Ibai a Emma Chamberlain”, titulan en Público.

Ya veremos

Ya he sobrevivido a otros impactos de asteroides fulminantes contra la Tierra. De hecho, ni recuerdo cuántos han sido ya. Ahora viene otro: “La NASA alerta sobre el asteroide 2024 YR4: riesgo de colisión con la Tierra en 2032” (The Objective). Pues bueno, pues vale, pues me alegro, como escribía Ivà en Makinavaja. Ojo, no estoy despreciando la labor de NASA y ESA, al contrario: su trabajo es monitorizar y avisar, y lo están haciendo a la perfección. Lo que me hace tirar de sorna es más el mensaje alarmista de los medios (va un poco de autocrítica, sí), cosa que no hace Brenda Alonso en el digital citado, la verdad.

Vamos a plantar batalla

Celebro ver que en El Nacional lo tienen claro y van a plantar batalla ante el “laboratorio de normalización españolista de Salvador Illa”. En Euskadi también estamos asistiendo a una peligrosa españolización, en nombre de la izquierda, de la que se ha contagiado alarmantemente Bildu, que con una mano agita la Ikurrina y la bandera navarra (¿y para Iparralde no tienen ninguna?), y con la otra se agarra al tren de la izquierda española. No podemos dejarnos, vamos a plantar batalla, no vamos a subsumirnos en esa asimilación que empieza con Nico Williams en La Roja y termina con David Broncano en su televisión muy española.

Audiencia… Y España

David Broncano es el mejor vehículo de esa España de izquierdas que idealiza sus principios y aparta, con desdén, los sentimientos que no comprende, como los nacionales no españoles. Ya lo manda gritar él al público: “¡Española!”. Así es su televisión, no se esconde. Y la batalla por la audiencia que mantiene con Pablo Motos beneficia ambos pero, sobre todo, lo hace a la asimilación y a la uniformidad: puedes elegir entre la España casposa y la que va de progre, pero no puedes elegir algo alternativo a España porque, ¿para qué, con lo graciosos que son los dos y todos sus colaboradores?

Por lo menos, el Teleberri se mantiene

Mi manera de plantar batalla a la asimilación española que estamos sufriendo es recordar la realidad vasca: el Teleberri, igual que la audiencia de EITB, en términos generales, se mantiene pese a la tendencia a la baja del resto de televisiones y radios. Un ejemplo: “Los informativos de las grandes cadenas de televisión pierden casi 450.000 espectadores en 2024” (El Independiente). Este dato disgregado es muy importante porque no se trata solo de tele, va de información: los medios de comunicación y, sobre todo, los “informadores” alternativos ganan espacio y nos hacen perder a todas y todos.

Los malos lo saben bien

Van ganando los malos: algunos triunfos políticos, parciales o totales, son los síntomas más claros. Y los malos ganan porque se han adaptado mejor, como las ratas, a los cambios: en lo informativo, se aprovechan del desapego a los medios tradicionales y del crecimiento de otras fuentes alternativas y, digámoslo claro, carajo, peores: “Ofensiva de Vox en Google: gasta en publicidad en 2024 lo mismo que en los últimos cinco años” (Vozpópuli). Y ni siquiera ha sido un año electoral. Los ultras saben que la mayoría consulta Google sin atender a las fuentes, así cuelan sus mierdas, literalmente.

+1

Como hacíamos los más viejos en Twitter (antes de que se llamara X), me sumo con ese “+1” a lo que he leído en El Diario: “He decidido no mirar mi WhatsApp en vacaciones, ¿lo respetarán mis amigos y familiares?”. Reconozco que este período (que no ha sido vacacional, precisamente, y a estas líneas me remito) estoy siendo muy remolón con el WhatsApp: solo cuando escriben por trabajo leo, respondo cuando puedo, no me escondo, y para mi sorpresa me siento bien. No he felicitado el año como una metralleta, he respondido solo algunos mensajes, sin mucho criterio y, por supuesto, salvo excepciones, no he escuchado audios.