El viaje y las alforjas

Para acabar como IU, disuelto en un partido más grande y con deudas, no hacía falta que Podemos fuese tan lejos ni llenara tanto las alforjas para vaciarlas tras la primera fiesta. Ahora que parece que IU, precisamente, ha resuelto su deuda con los bancos, Podemos las tiene con sus famosos microcréditos: tiene que devolver el dinero a quien se lo dejó porque los partidos políticos tienen las donaciones muy, muy tasadas. Y precisamente ese “agujerico” es el que quiere aprovechar Sumar para doblegar a las y los morados, según El Plural. Lo de esta izquierda castuza, al final, va de tela y asientos. ¡Vivir para ver!

“El pueblo” son cinco personas

No veo Canal Red por un motivo muy sencillo: no me interesa. No por los contenidos: sino por los enfoques y los argumentos. Me parecen sobadísimos, aburridísimos. Y sobre todo, me parecen tendenciosos y maniqueos. Quienes iban a darnos lecciones de periodismo tienen a un montón de gente haciendo lo mismo: contarnos lo que tenemos que pensar. El vídeo de Álex Cantón sobre “¿qué opina el pueblo de una coalición de izquierdas para las elecciones generales?” me parece tan “burdo”, como él mismo dice, como representativo: el pueblo son cinco personas que él ha elegido en la calle. Con un par.

No es el momento, es la ley

Evidentemente, el momento en el que hemos sabido que “el Supremo abre la puerta a que se produzcan otras 1.000 rebajas a violadores por el ‘solo sí es sí’” (El Independiente) es el peor para Irene Montero y Podemos. Pero el problema no es el momento, es la ley, es el empeño de la ministra y su partido, y es la intervención de la fiscalía a favor del crédito del gobierno, volteada por el Tribunal Supremo. Lo que ha sucedido ahora es terrible, primero, para las víctimas. Pero también es terrible en lo político para las y los morados, con todos sus argumentos para la próxima campaña pisoteados por el enemigo y las amigas.

“El sanchismo”, a examen

Después de algunos desaires de lo que llaman “barones” del PSOE, Pedro Sánchez ha optado por presentar unas listas para el Congreso en la que se puede apreciar a toda su guardia pretoriana. Mala señal: o se ve en la oposición o, si libra y vuelve a gobernar, se ve en una posición muy debilitada en el parlamento. Lastra, Ábalos, Hernando, Patxi López, por supuesto (puede pasar lo que sea que él seguirá flotando), Batet, Robles, Ribera, Montero, Grande-Marlaska… ministras, ministros y mujeres y hombres fuertes del PSOE de Sánchez. “El sanchismo”, como dicen en el PP, a selectividad. Solo falta ver la nota.

A favor del posibilismo, siempre

La vuelta de Junts al posibilismo en Catalunya, reflejada en “un giro estratégico” tras el que “se abre a pactar con el PSC en municipios y diputaciones” (The Objective) siempre es algo que hay que celebrar. Igual que cuando lo hizo ERC, culminando una campaña larguísima para comerse el espacio de Convergencia, y que cuando lo hizo Bildu, al que la sociedad vasca ha premiado siempre generosamente, como siempre que la izquierda abertzale apuesta solo y de modo nítido por la política. En Catalunya, por lo tanto, se abre una nueva dinámica, veremos si liderada por Puigdemont o a pesar de él. Una dinámica necesaria.

No hay debate

Respeto mucho a Jorge Bustos porque es un cronista y columnista extraordinario. Pero no puedo darle la razón cuando tuitea: “Cada año mil parejas españolas recurren a la gestación subrogada, y serán más. Usarlas de arma ideológica, condenarlas, insultar a sus hijos es torpe activismo”. Sigo su lógica: cada año miles de personas se saltan los límites de velocidad. Usarlas de arma ideológica sería ridículo. Para mí es bastante evidente: recurrir a vientres de alquiler se parece bastante a la compra de bebés y precisamente por eso es ilegal en España y, por extensión, Euskadi. No hay debate porque hay vidas que proteger.

La peor precampaña

El control de los tiempos en Sumar es para ponerlo de ejemplo de lo que no hay que hacer: en plena precampaña de las elecciones municipales y forales, y autonómicas en algunos casos en España, a las que no se presentan, echan un pulso al partido del que pretenden beber candidatos y candidatas, cargos y votantes. La imagen de una izquierda partida no solo divide el voto: lo hace desaparecer porque desmoviliza. La idea de que te sumas, sí, pero a la fuerza, no es atractiva para quien ha confiado en un Podemos que ha fagocitado a la izquierda (empezando por IU) y ahora tiene que resignase a ser fagocitado por otro nuevo proyecto.

No flipes

Si algo ha sido criticable en Podemos desde el primer minuto es el tono mesiánico de Pablo Iglesias. Incluso ahora que, en teoría, está retirado, dicta a Ione Belarra lo que tiene que decir y al resto del partido lo que tiene que pensar. Las formas serán otras, pero los fondos y las costuras son las mismas en Yolanda Díaz: “En los momentos históricos hay que estar”, dice la vicepresidenta y recogen en Nius. Que no flipe, que la puesta en marcha de Sumar no es histórica salvo para ella. Que la mayoría vamos a seguir el acto pero solo con curiosidad, que todo el pescado está vendido. Lo que hay que ver es si es mucho y bueno.

Relax, Pablo, relax

Todo lo que es Pablo Iglesias y todo lo que ha hecho se puede resumir en el tuit de ‘Hora 25’ sobre su intervención en el programa: “Iglesias, a Garzón: ‘Tenemos que ser serios y no decir que no te importan las listas cuando llevas más de 10 años siendo cargo público’”. Iglesias se presentó hasta a tres elecciones, negoció, brindó y posó para la foto con unos botellines de cerveza con el mismo Alberto Garzón al que ahora lanza patadas a la altura del tobillo, y demuestra que le interesa todo aquello que criticaba a “la vieja política” y “los pesebreros”, según sus propias palabras: las listas y los cargos. El puestito. Estar. Salir.

Hablando de eso…

Estos dos titulares en The Objective muestran que una cosa es hablar cuando eres contertulio o candidato permanente y, otra, gobernar: “Irene Montero adjudica a dedo el 78% de sus contratos y la mitad son a las mismas empresas”. “Montero ha adjudicado a dedo 62 contratos de 14.999 euros para esquivar los controles”. ¡Vaya con las de la nueva política! Pero lo importante no es lo que la ministra haya hecho, sino que hay trabajos complejos, finos, especiales, que en un ministerio saben que una empresa concreta haría muy bien pero tienen que sacar a concurso por normas se han hecho mal y al dictado de la crítica facilona.

Y punto

Solo puedo estar de acuerdo con Irene Montero cuando dice alto y claro esto: “El movimiento feminista es un movimiento transinclusivo. Vamos de la mano y las mujeres trans también están en la primera línea de la luchas por las conquistas de nuestros derechos”. Y quien le acuse de que se pone de perfil en algunas luchas para no restar apoyos puede revisar, también, cómo respondió a las chicas que negaron que una mujer trans es una mujer en uno de los actos oficiales de su ministerio. Montero respondió con la pausa de quien ha tenido a fascistas en la puerta de su casa y la sencillez de quien tiene las ideas claras.

A molestar, a tu casa

Quiero creer que las chicas que irrumpieron en el acto del ministerio de Igualdad para negar que una mujer trans sea una mujer con argumentos que te firma un afiliado de Vox y el sindicato Solidaridad, dentro de un tiempo se avergonzarán de sus actos. Igual que quiero creer que las chicas de Nuevas Generaciones que fueron a hacerse un hueco en la manifestación del 8-M de Madrid para gritar el nombre del “tito Berni” y la ley del “solo sí es sí”, cuando se vean en el vídeo y las fotos dentro de un tiempo también se avergonzarán. Porque ser la abanderada de una chorrada tiene que provocarte bochornito antes o después.

Defiéndeme esto

Para quienes no guardo esperanza es para quienes optaron hace un año por defender la invasión por el morro de Rusia sobre Ucrania y se han mantenido en una injustificable equidistancia, cuando menos, desde entonces. Su falta de visión, de empatía y de humanidad están fuera de toda duda. Y todavía encontrarán argumentos para explicar que es necesario “un nuevo ataque masivo contra Ucrania” que deja “al menos nueve muertos y parte de Kiev sin luz” por medio de “decenas de misiles de crucero disparados desde el Mar Negro” que tenían “como objetivo las infraestructuras eléctricas” (República).

Una buena noticia

Aunque las buenas no suelen ser noticias, para variar, vamos a hablar de una: “El juez estrella de Vox fracasa en su intento de sentar a infoLibre en el banquillo”. “En su auto, la jueza sostiene que las noticias publicadas por este medio no se refieren a la vida privada de Francisco Serrano, sino a comportamientos que ‘forman parte de la esfera de lo público’, sobre todo cuando se refieren a un representante de la ciudadanía, que conlleva ‘un deber moral de ejemplaridad’”. Así que, enhorabuena a InfoLibre y a Ángel Munárriz, que han ganado legitimidad para seguir contando lo que ven y han ayudado a todos los medios.

Y otra

Sí, me alegro de que el Bayern haya echado de la Champions al PSG. Me alegro de que un club, por muy hinchado de millones que esté, haya señalado la puerta de salida al videojuego personalizado de unos qataríes. Me alegro de que un equipo trabajado (porque en el Bayern hacen muy bien las cosas) haya eliminado a un conglomerado de estrellas desorganizado, liderado por un jugador que, por muy bueno que sea, nunca podrá estar por encima del conjunto. Me alegro de que el fútbol de toda la vida, representado hoy por Bayern y Real Madrid, quién nos lo iba a decir, venza al nuevo, el del PSG, el City o el Newcastle. Me alegro de que las grandes fortunas sigan sin entender el deporte de las personas normales.

El machirulo al que la sororidad oficial sí acepta

Pablo Iglesias es implacable con el mahirulismo ajeno pero nadie en Podemos es capaz de ver la viga en el ojo propio. No hace falta remontarnos a cuando el entonces líder nominal del partido regresó de su permiso de paternidad con un “vuelve” en un cartel en el que el “el” central estaba destacado. Solo hay que ver el día a día, cómo Irene Montero y Ione Belarra, las que marcan los límites de la sororidad oficial, esperan al argumentario que Iglesias firma en La Base para opinar ellas después, cómo Iglesias es el que marca paso, ritmo y función desde cualquier lugar mientras sopla su dedo índice después de señalar con él a modo de pistola.

Importa el tuit

Que la mano con la que sujetas el iPhone y tuiteas no se entera de lo que hace tu otra mano, ese parece que es el principio político para muchas y muchos hoy. Es el de Pablo Iglesias y es el de quienes le siguen, como Miren Gorrotxategi, que se afana en explicar en Twitter la posición de los partidos que en el parlamento de la CAV no han apoyado su iniciativa para retirar la pensión a Ricardo García Damborenea, pero en su largo hilo olvida lo que le apunta Mosturotz: “Lo que deberíais hacer es abrir este debate en el Congreso, que es el Estado español quien da esta pensión a García Damborenea, estando Podemos en el Gobierno”.

Indecente

Provocar en Twitter es feo, buscar una respuesta, una discusión, una bronca, en definitiva, te retrata como un macarra de conflictos a distancia. Pero cuando lo hace la presidenta de una comunidad, una representante de la ciudadanía, estamos hablando de una indecencia. Eso es el tuit de Díaz Ayuso solo unas horas antes de la manifestación contra sus políticas sanitarias, tergiversando una intervención en los Goya: “Agradezco a la viuda de Carlos Saura, Eulalia Ramón, el homenaje que ha hecho a la sanidad madrileña, encarnada esta noche en el Hospital de Villalba. Todos creemos en nuestra Sanidad, trabajamos por la mejor”.

Lo que nos faltaba

Todas y todos lo notamos, pero no es extraño que una persona que trabaje en la Ertzaintza, alguna policía municipal o urgencias sanitarias, lo corrobore con cierta preocupación: después del confinamiento hay más comportamientos extraños y agresivos. Lo único que nos faltaba es lo que nos ha traído el soniquete de la inseguridad que entonan Vox, PP y, ahora, Bildu, y que podemos leer en Vozpópuli: “Un arma en casa: el método antiokupas que ampara la ley y crece un 38% en España. En 2022, la concesión de licencias aumentó en un tercio”. “En caso de ocupación, si posees un arma, la Guardia Civil puede entrar de inmediato a desalojar”.

Musk sabrá

No tengo mucho que añadir al tuit de Ángel Jiménez: “No sé qué marca en su sano juicio pagará 1.000 dólares al mes por la verificación y 50 más por cada cuenta asociada. Medios de comunicación, tal vez, pero prácticamente ninguna empresa de tamaño medio o pequeño por descontado”. Algunos rumores apuntan a que esa puede ser la apuesta comercial de Musk para levantar los ingresos en su red social de 44.000 millones: pagar por tuitear. Y si eres una marca con acceso a extras (vídeos de una duración superior a 2’20”, por ejemplo), pagar mucho más. ¿Logrará su objetivo? De momento, sí, porque seguimos en Twitter.

Hay que decirlo más

Antonio Garamendi ha ejercido de “falso autónomo a sabiendas” (El Plural), ha cambiado su estatus a trabajador por cuenta ajena cuando nos han pegado una subida al resto, ha conseguido una sustancial mejora que implica unos gastos mayores a la empresa contratante (algo absolutamente extraordinario en el mercado de hoy) y además, y esto es lo peor, gana un dineral difícilmente justificable. 400.000 € por una labor de representación más que de gestión después de haberse opuesto a la subida del SMI, entre otras cuestiones sangrantes, marcan más un estatus que, si se empeñan en fortalecer, los demás debemos atacar.

Pues actúa

José María Saiz es un alcalde del PP en un municipio de 500 habitantes cerca de Cuenca al que se desplazó Javier Negre, un alborotador que hace contenidos audiovisuales que consumen y comparten desde la extrema derecha mientras el PP paga (recibe subvenciones anuales de ayuntamiento y comunidad de Madrid). El primero, al micrófono del segundo, dijo: “Irene Montero tiene llagas en la boca de chupársela al coletas”. Pablo Iglesias lo ha denunciado públicamente y Núñez Feijóo ha estado atento al quite y ha prometido “actuar de inmediato”. Pero el problema no es un alcalde de pueblo, sino convivir, alimentar y confiar en cavernícolas.

La lenta agonía de EA

Maiorga Ramírez parece solo ante el peligro entre las cuentas que han sido bloqueadas en Twitter por, según sugiere, ser críticas con la línea oficial de EA, su influencia reducida a un territorio y los números de afiliación que él mismo ofrece (120 en todo Nafarroa). Pero él sigue denunciando lo que, desde fuera, parece una entrega en diferido y mirando para otro lado a la izquierda abertzale del partido de Carlos Garaikoetxea. Una disolución en río revuelto, un desvanecimiento, un final alargado como en una versión extendida de una película reeditada por un director pesado y obsesionado consigo mismo que vemos por obligación.

“Bildu español”

La pintada que muestra Javier Salvador en Twitter, como todas las que llevo viendo toda mi vida señalando a personas que se dedican a la política o a partidos en su conjunto, me parece mal. Profundamente mal. Pero también me parece poética, y más en esta semana en la que Bildu, mientras con una mano disuelve EA, con la otra le hace un favor al PSOE implicándose en una ley de bienestar animal que, para colmo, supone una invasión competencial en la CAV. Hace muchos años, una persona mucho más inteligente que yo me explicó: si algo no soportan en la izquierda abertzale es que les pongan un espejo delante. Y eso es ese “Bildu español”.

Y una buena noticia

Salvo por la inflación, que nos afecta negativamente a todas y todos, esta que leemos en El Blog Salmón es, sin duda, una buena noticia: “Hacienda encadena récords de recaudación: por empleo, por inflación y ahora con el IRPF unos 2.400 millones por la subida de las pensiones”. Pocas cosas hay más progresistas que engordar comunitariamente y con progresividad, precisamente, las arcas de las que también vamos a beneficiarnos con servicios sociales e infraestructuras. Lo que nos toca a este lado del telescopio es observar que esa abundancia no se traduzca en campañas de partido camufladas como de gobierno.