Ahora sí. Esta semana sí. Ya lo podemos decir sin temor a posibles desastres naturales. Ya está hecho. ¡ATHLETIC, CHAMPIONS LEAGUE!
Conseguir la cuarta plaza es algo increíble. El mérito de nuestro equipo es impresionante. En una liga como la nuestra y que con nuestra filosofía se consiga esto es… No tengo palabras. Una amiga me ha mandado un vídeo de un San Mamés todavía en obras, que grabó su madre desde la ventana de su casa de la calle Luis Briñas. En él se toman imágenes y se escucha una melodía, en un día en el que el Club hizo unas pruebas de sonido en San Mamés, antes de que comenzase la Liga. ¿Sabéis justo qué grabó? Nada menos que la melodía de la Champions. Premonitorio, ¿verdad? Ella lo guardó y me lo ha enseñado ahora, pero seguro que cuando lo vio y escuchó desde su ventana no se imaginaba, ni ella ni nadie, que se iba a conseguir escuchar esa melodía en nuestro campo. Os introduzco el enlace del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=-sgcBfMVfPU&feature=youtu.be .Todavía me acuerdo de hace 16 años cuando el Athletic quedó segundo en Liga, con Luis Fernández de entrenador, Julen Guerrero y compañía. Aquel gol único de Joseba Etxeberria, en aquel partido contra el Zaragoza. Salí del campo en un estado de excitación tal que lo estuve celebrando durante muchísimo tiempo. Me acuerdo saltando por la Plaza Campuzano, y explicándole a una amiga, no tan aficionada al fútbol como yo, que era casi un milagro quedar segundos, en aquel año por encima, incluso del Madrid. Hoy con este triunfo pienso lo mismo. El mérito es incuestionable. Pero… nuestros once, o mejor, veintidos aldeanos lo han conseguido. Y encima ¡de qué manera! A lo grande, con chulería, sobrándoles dos semanas, a falta de seis puntos, para que no suframos los aficionados pensando que igual la Real nos quitaba el premio, o que el Almería, nos diese un susto. Miedo, los aficionados digo, porque a los jugadores no se les ha notado, es más, creo que no lo han tenido. Y si lo han tenido lo han disimulado muy bien. La suficiencia con la que ganaron la final de la semana pasada, contra el Sevilla, y la tranquilidad con la que han ganado esta última y nueva final contra el Rayo, han sido las pruebas definitivas de que su estado de forma es excepcional. 3-1 y 0-3. Ni casualidades ni suertes. Sólo calidad y regularidad, basadas quizá en la fuerza de un gran equipo. No sólo los que juegan habitualmente, sino los que han estado detrás apretando en los entrenamientos para que si uno salía del equipo titular y le daban oportunidad complicar al titular el volver a las alineaciones. Ahí han estado Ibai, San José, De Marcos, Guillermo, suplentes goleadores, Toquero, Kike Sola, Saborit, Ekiza, Etxeita, Beñat, Morán, Iago Herrerín,… Y por supuesto, la dirección de Ernesto Valverde, gran entrenador, conocedor del equipo que entrena (su equipo, el de casa) y apoyo de los jugadores a los que ha sabido dirigir y llevar de manera impecable.
Todos juntos lo celebraron en el campo, con esa enorme afición rojiblanca, que no les deja solos en ningún momento. Podría decir que menos en las alegrías, pero no es verdad, está afición está siempre a las duras y a las maduras (de hecho durante los años terribles las entradas en San Mamés casi batían records semana tras semana). Y en las alegrías qué decir, por supuesto también. Hablan de cinco mil seguidores en el campo, quizá seis mil en la ciudad. Campo y barrio que siempre nos acogen de manera amistosa, y encima se podía compartir con ellos la alegría porque ya estaban salvados. Mejor imposible. Así, todos contentos. Enhorabuena afición y sobre todo enhorabuena Txingu y leones por vuestra clasificación.
Y ahora a celebrarlo en La Catedral el próximo domingo ganando a la Real, en un derbi que va a ser una fiesta y en la que no va a haber ninguna presión de ningún tipo porque el objetivo ya está logrado. Eso sí, como se quieren batir más records, como el de victorias en una Liga, y porque son nuestros vecinos, Athletic… ¡A por ellos!