El punto de apoyo

La mejor intervención entre todas las que hemos visto durante la moción de censura friki fue la de Aitor Esteban. Entiendo que haya hooligans de Aizpurua, Rufián, Yolanda Díaz y hasta de Patxi López, pero es evidente que Esteban acertó en el tono, en prescindir del paternalismo y, sobre todo, en hablar de lo que tocaba: la moción de censura. Su intervención fue un punto de inflexión o de apoyo para que otros discursos fueran posibles. Discursos duros, severos, realistas, de verdad, necesarios, y no pretenciosamente presidencialistas en los que las y los intervinientes solo hablaban de sí mismos y no del tema que nos ha ocupado durante dos días.

Me gustó mucho Gabriel Rufián

Lo pongo en el titular porque no suele sucederme: Gabriel Rufián me gustó mucho. Sus tortas a Ramón Tamames y a Vox, el partido que nos ha hecho perder el tiempo de esta manera tan vergonzosa, estuvieron bien dadas. El debido respeto hay que pasárselo por el arco del triunfo cuando toca, y esta semana ha tocado. Ni la edad, ni la trayectoria (lustrada con esmero los días precedentes), ni el discurso, ni los compañeros para este viaje de Tamames merecen respeto alguno. Y las votaciones de Vox en el Congreso, que el de ERC también repasó (además de los delitos de sus representantes), merecen rechazo expreso.

No, no tocaba

Estoy seguro de que si Mertxe Aizpurua hubiese intervenido después de Esteban y de Rufián habría cambiado su discurso. Su capacidad para transformarse ha quedado de sobra demostrada. Pero le tocó ir antes por el tamaño de su grupo y optó por el continuismo hasta ese momento: intervenciones en las que cada uno hablaba de uno mismo (como Pedro Sánchez) y con un tono forzadamente suave (como el de Yolanda Díaz). Aizpurua no arriesgó, lo fio todo al viejo consejo: “Diga lo que va a decir, diga lo que dice y diga lo que ha dicho”. Pero entró en bucle y daba la sensación de que no sabía salir.

Tan de perfil que ni se la vio

Todavía estoy pensando si el equipo de Núñez Feijóo acertó cuando lo alejó del Congreso. Lo que sí creo es que Cuca Gamarra se equivocó con su discurso: se puso tan de perfil que ni se la vio. Y lo poco que se le escuchó fue para atacar al gobierno español y al PSOE. Es decir, para poner los argumentos que ni Vox ni Ramón Tamames fueron capaces de esgrimir. Si la ubicación de Núñez Feijóo genera dudas la posición del PP en el Congreso no lo hace: Casado se atrevió a decir “no” a Vox en la primera moción y, en esta, la templanza solo ha servido para soldar los futuros de la derecha y la extrema derecha.

Tamames está gagá

Ramón Tamames tuvo un gesto muy feo y muy soberbio el martes, cuando decidió no responder a los grupos parlamentarios. Cuando lo hizo ayer, de golpe a todos, dedicando unos segundos a cada portavoz (que representa a un partido y, con él, a toda la gente que le ha votado), fue nuevamente soberbio, como si necesitásemos sus lecciones fuera de lugar y de tiempo. Tamames está gagá y cada vez que habló ayer lo demostró (también en su respuesta a Esteban a modo de excepción). Y con ello demostró también que esta moción de censura es una vergüenza, una broma, un teatrillo innecesario que no se creían ni en Vox.

Un tío que sabe

Gerard Piqué es un tío que sabe, por eso lleva una década sonando como futuro presidente del FC Barcelona, por eso compatibilizó su carrera de futbolista con la de empresario, por eso ayudó a la RFEF a llevarse la Supercopa a Arabia Saudí, por eso puso en marcha la King’s League, y por eso sabe, perfectamente, cómo se compra a un árbitro: “Vas con dinero negro y ya está” (Vozpópuli). Según Piqué, que siempre ha sido de los listos, “pagarle un salario no tiene lógica”. Vaya. Oír eso justo ahora que se sospecha que Enríquez Negreira hacía algo así con el dinero que sacaba en metálico da alguna idea. Yo me creo lo que diga Piqué.

Un partido sin rumbo

En política la acción es muy importante, pero si esta no viene de una reflexión, de una visión, de una ideología, antes o después esas acciones no llevan a ningún lado y la ciudadanía pierde el interés y la confianza. Pues eso es justo lo que le está pasando a Vox donde, aunque de ideología rancia van sobrados, de visión y reflexión parece que van más escasos: un discurso no es un tuit y un país no es un partido, primera regla de la política actual. Pero nadie les libra de tirarse a la piscina ya, haya o no haya agua: Tamames les ha salido rana, tanto que hasta en Vox hay quien empieza hacerse preguntas.

Y un país que no se reconoce

Uno de los que asistirá, en primera fila, al sainete de Ramón Tamames organizado por Vox, es Aitor Esteban. El mismo que esta semana, gracias a un tuit del PNB, denunciaba esto: “Francia comienza a dar vergüenza en términos europeos con sus límites al uso de las lenguas. Lo último: prohibir hablar en corso en la Asamblea de Córcega”. Francia niega el uso de una de sus lenguas, un signo de negación de sí misma. Una anorexia selectiva porque el país intenta adelgazarse por la fuerza y lo hace, además, por voluntad propia pero que le hace el mismo daño porque se debilita, se enferma, sufre.

Rusia prevé más conflictos

Ricardo Marquina siempre ha sido un tuitero muy interesante: como buen periodista comunica bien y su situación, en Rusia, nos ha permitido ver la realidad de aquel país durante años, también antes de la guerra. Pero ahora seguirle es imprescindible porque muestra valentía y traslada noticias muy significativas, como esta: “El servicio militar en Rusia será obligatorio hasta los 30 años a partir del año que viene”. No sé si Rusia prevé extender la invasión sobre Ucrania un año más o está buscando personal forzado para nuevas aventuras bélicas, pero la intención es manifiesta. Y esto, ¿cómo se defiende?

Siempre gana la banca

“La quiebra del banco de Silicon Valley frena la subida de tipos de interés” (Nius), por lo menos, en EE.UU., pero si las bolsas de Europa se contagian es previsible que las intención inicial de las instituciones continentales seguir escalando se frene. Una buena noticia para la ciudadanía hipotecada, está claro, pero que ratifica lo que ya sabíamos: pase lo que pase, siempre gana la banca. Si no se lo llevan en tipos altos, se lo llevan en fondos que caerán por el contagio de las bolsas, la ola sísmica estadounidense, el parón de la subida de tipos… Cualquier excusa es válida para mantener un sistema profundamente perverso que urge cambiar.

Un año de invasión

En el Kyiv Post han publicado un montaje que une dos fotos de Volodímir Zelenski, una de hace un año, antes de que Rusia iniciase su invasión global sobre Ucrania, y otra más actual. En una mitad de la cara se adivina a un presidente joven, con traje y una mirada amable. En la otra, la barba, la camiseta verde militar, la cara endurecida y el gesto, cansado y triste, sugieren lo que ha pasado, lo que ha vivido y lo que ha visto. Por ejemplo, la semana pasada, en su rueda de prensa internacional con motivo del lamentable aniversario, Zelenski señaló su visita a Bucha tras la masacre rusa como el peor momento de la guerra.

Ve y díselo a Putin

Lo de que la paz es el camino no lo ha inventado Ione Belarra. La famosísima frase de Ghandi tiene valor y es útil para recordarnos la importancia del antibelicismo. Pero hay que tener la cara dura para decir que “llevamos un año diciendo la verdad: el único camino es la paz” en la segura Madrid, en vez de en Kyiv o en Moscú. Estoy cansado de las lecciones de Podemos o de Bildu sobre que enviar armas a Ucrania solo alarga el conflicto. Claro que todas y todos defendemos la vía diplomática. Claro que buscamos y deseamos la paz. Pero equilibrar las fuerzas es tan necesario como decir la verdad, sin falsos dilemas ni aforismos de calendario.

Aitor Esteban marca el camino

En El Periódico de España han recuperado la breve intervención de Aitor Esteban en la anterior moción de censura de Vox en la que Abascal era candidato. El portavoz del Grupo Vasco, entonces, aseguró que solo perdería un minuto para anunciar su voto en contra y hurtar así el mínimo tiempo posible al Congreso en aquella “patochada”. Hoy, según el digital, esa intervención es el modelo que quiere imitar y difundir ERC entre “la mayoría de izquierdas de la Cámara” (PNV, incluido) para convertir el intento de Tamamés en irrelevante. Modelo que Andoni Ortuzar también mencionó en el foro de La Vanguardia la semana pasada.

Nada te libra de Musk

Twitter funciona cada vez peor, quien lo use a diario y no sea la o el típico flipado que adore a Elon Musk lo sabe. Es imposible que funcione cada vez mejor si trabaja menos gente, el talento ha huido y el poco que queda está siendo machacado y despreciado: Esther Crawford, una de las trabajadoras con más responsabilidad que quedaban en la empresa y que se hizo famosa por tuitear una foto en la que se le veía dormir en la oficina como forma de sumisión a la tiranía de Musk, también ha sido despedida. La cosa pinta tan mal que la cuenta que ha difundido la noticia es “Best of Dying Twiter” (“lo mejor del Twitter agonizante”).

Tampoco me parece bien

Habitan en mí un cronista frustrado y un editor insatisfecho. Así que, por supuesto, voy a opinar sobre la reescritura de las obras de Roald Dahl. Y por supuesto, solo puedo estar en contra. He dejado a mis hijos mis propios cómics y tebeos, y he podido comprobar, al releerlos, la cantidad de referencias que hoy nos resultarían políticamente incorrectas: chistes racistas, machistas y clasistas que hay que contextualizar. Pero eso requiere tiempo: tengo que explicarles que hemos avanzando y que Mortadelo y Filemón, sin ir más lejos, están escritos en un momento concreto. Lo fácil es que las empresas lo hagan por mí. Lo peligroso, también.

Una mala idea

Llevo siguiendo la política muy de cerca más de dos décadas. En este tiempo he visto pasar la política a un estado líquido nada recomendable y a otro gaseoso que hasta asusta. Así que soy capaz de entender muchas cosas de las que pasan en nuestros parlamentos aunque me parezcan mal. Pero me cuesta comprender este titular en El Independiente: “PSOE y Podemos recrudecen su guerra por el ‘sí es sí’ a un mes del 8-M”. Me parece una mala idea marcar perfil a hostia limpia. Será que, por mucho que haya visto no alcanzo a enterarme de qué va esta “nueva política” (que ya no tiene nada de nueva). O será que están equivocados.

O sí

Definitivamente, no entiendo la política de ahora. No sé si no comprendo la parte de “nueva política” o de “política líquida”, pero es evidente que algo se me escapa: “El PSOE cree que le favorece distanciarse de Podemos: ‘Se acabó la juerga’” (El Periódico de España). Y por lo que parece, las y los socialistas están seguros de que ese distanciamiento puede ser de manera brusca y burda, y por eso asistimos a esta colección de declaraciones cruzadas mientras nos preguntamos: ¿y estos mensajes que se lanzan unos a otros en las televisiones por qué no se los dicen con calma en el consejo de ministros? ¿O sí se lo dicen y aquello es ingobernable?

No te parecerá lógico a ti

No sé cómo acabará la reforma (evidentemente necesaria ante la cantidad de jueces y juezas dispuestas a hacer una lectura machista) de la ley conocida como “solo sí es sí”. Lo que no creo es que acabe con ninguna ministra ni ningún ministro. Pero lo que sí espero es que acabe con la caterva de opinadores trogloditas: “No parece lógico castigar igual al sobón del autobús que a quien arrastra a una mujer a punta de navaja y la golpea antes de violarla”, destacaba Jorge Bustos en Twitter del artículo de José María de Pablo. No les parecerá lógico a ellos, pero visto lo visto en España es evidente que todo abuso debe ser castigado con la máxima sanción.

No hay herencias en política

La política, antes de que apareciese la “nueva” y antes de convertirse en “líquida” ya devoraba todo lo anterior. Así que creo que Gerardo Tecé confunde su deseo con la realidad cuando asegura en Ctxt que Podemos, aunque desaparezca, deja en la política española la necesidad de que las y los políticos de izquierda sean incómodos. Si Podemos desaparece y vuelve el bipartidismo, la izquierda española volverá a parecer una derecha moderada, vía PSOE, y la derecha será una extrema derecha que esconde lo que tiene en casa, vía PP. No habrá más. Ni Podemos ni Iglesias han cambiado nada. Es así de sencillo.

“Mucho eslogan bonito”

Mientras PSOE y Podemos airean su pugna por ver qué partido es más progre y práctico a la vez, el gobierno que forman mira para otro lado con cosas que importan y marcan impronta: “Mucho eslogan bonito pero mantienen legislaciones poco garantistas y franquistas”, tuiteaba Aitor Esteban después de confirmar que el gobierno español “se desdice del compromiso público del presidente Sánchez de modificar la ley de control judicial del CNI. Y con la callada por respuesta da por válida la información publicada de que el proyecto de ley de secretos oficiales se vuelve a aplazar”. Esta es la distancia que hay entre predicar y dar trigo.

El problema. Nuestro problema

Si es cierto lo que dice Intermon Oxfam, que “el 1% más rico acumula el 63% de la riqueza producida en el mundo desde 2020”, y no tengo por qué pensar que sea falso, o que su dato esté lejos del real, es evidente que, como sociedad, tenemos un problema. Sé que suena muy duro pero estoy convencido de que las y los milmillonarios son el cáncer de nuestra civilización, y como tal hay que tratarlos. No podemos dejar que el problema se quede, ni se extienda, porque va a acabar con nosotras y nosotros. Y tenemos herramientas de sobra para perseguir y redistribuir su dinero, igual que las y los ultrarricos las tienen para acumularlo.

Sí, es golpismo

Isabel Díaz Ayuso siempre ha copiado sus discursos. Durante una larga época copiaba los de Trump. Ahora copia los del golpismo guerracivilista: “Sánchez gobierna una España contra otra”, asegura, según El Periódico de España. E incluso “advierte de que estamos en ‘la antesala’ de la ‘deriva totalitaria de la Segunda República’”. Esas frases son una salvajada y, por tal, deberían de ser delito, directamente. Generar un clima prebélico, el mismo que acabó con un golpe de estado de la extrema derecha, cuando pactas con la extrema derecha y aspiras a seguir haciéndolo es una irresponsabilidad que no puede quedar impune.

La moderación de Oyarzabal

La moderación en el PP se basa, únicamente, en hablar de la moderación en el PP. Lo de presentar a Borja Sémper como moderado forma parte de la puesta en escena, pero él también sabe a lo que ha vuelto a política: a convivir con la extrema derecha. Pero quienes siguen, sobre todo quienes lo hacen desde épocas pretéritas y han conocido a Aznar, Rajoy, Casado, y ahora se suman a la cruzada de Núñez Feijóo, ejercen la moderación de la misma manera que siempre: a martillazos. Aitor Esteban ha tenido en Twitter un rifi-rafe con Iñaki Oyarzabal que, en su “línea habitual”, ha tuiteado “fake news” con “falta de rigor”.

¡Vaya jarrón chino!

Para ser “nueva política”, Podemos ya tiene un par de jarrones chinos de lo más llamativos: Pablo Iglesias es el que más espacio y atención ocupa, pero Manuela Carmena intenta no quedarse atrás. Nunca me gustó la exalcaldesa de Madrid, que intentó imponerse a todas y todos, y en todo momento. Ahora, se dedica a quedar bien, básicamente, y para mi sorpresa medios a izquierda y derecha le compran el discurso (a conveniencia, claro). Esta semana ha conseguido atención con esto: “Duro varapalo de Carmena a Igualdad por la Ley del solo sí es sí: ‘Se hizo con poca inteligencia’” (El Plural).

Algo no han hecho bien

Pese a las dudas que me genera Manuela Carmena, es evidente que la ley conocida como “solo sí es sí” no está bien hecha: “Al menos 195 condenados por delitos sexuales se han beneficiado ya en sus penas por la ley” (Nius). Al error inicial se le suma una defensa numantina incomprensible (no voy a hablar ya de la ligereza de los argumentos de la Secretaria de Estado, Ángela Rodríguez Pam), la negativa a modificar lo que se ha convertido en un agujero legal y los parches que proponen, de dudosa legalidad, como las pulseras a excarcelados por las revisiones que permite la ley. Los errores se corrigen. Es así de fácil.