Rivera, presidente

Paso por alto el hecho cierto de que en Ciudadanos no sepan colocar las comas y me centro en el spot en el que demuestra lo poquísimo que les importamos los vascos: ridiculizan la opción política principal de la ciudadanía, ridiculizan nuestra forma de hablar y ridiculizan lo que hemos logrado peleando por lo que es nuestro. Porque a nadie se le tiene que olvidar que lo que reclamamos es lo que nos corresponde. Ni más ni menos. Hace bien Aitor Esteban en coger el guante en su blog como principal aludido porque Pedro Sánchez ya ha empezado a hacer sus sumas con esos Ciudadanos. Así nos quieren, y así tendrán que ser correspondidos.

Patxi López, el inmortal

Ya estaba allí, en el Congreso, mucho antes de ser lehendakari. Después, en el Parlamento, cuando PSOE y PP intentaron por primera vez desplazar a Ibarretxe. Ahora, continúa. Incluso después de ser el presidente del Congreso más breve y de ser el submarino del sanchismo (aunque con su conocida habilidad estratégica acabó siéndolo del susanismo), Patxi López sigue ahí: en las listas al Congreso y, la próxima legislatura, en la cámara baja. Porque puede pasar lo que sea en el PSOE moderno, que López se mantendrá a flote. Suerte o instinto de supervivencia, no hay PSOE sin López… Ni lo que representa.

El PP tampoco cambia

En Euskadi, Patxi López simboliza el pacto con el diablo después de haberlo negado, y el desastre de aquella legislatura que, a los resultados posteriores de los partidos que pactaron me remito, nadie quiere repetir. Más allá del marketing y las necesidades políticas, la verdad es que poco han cambiado PSE y PP, con Mendia y Alonso al frente. Sobre el partido de Casado, Antonio Cartier lanzaba un certero dardo en Twitter: “Estamos descubriendo que el PP es machista, usa a las víctimas de ETA en campaña electoral y que se aferra a la bandera como excusa de todo. Podría ser 1996 pero no, amigos, es 2019”.

Vox es violencia

Varios de sus miembros han sido condenados por palizas cuando eran neonazis declarados, Ortega Smith ha apelado varias veces a su condición de Boina Verde y experto en artes marciales, Santiago Abascal va armado por la calle sin motivo que justifique la renovación de su licencia de armas, y allá donde va Vox deja un reguero de enfrentamientos. Ya no solo en Euskadi (aunque los medios españoles se lo compraron sin mirar ni la etiqueta), también en Oviedo la semana pasada y, como recoge Miguel Ángel Garrosa en Twitter, en Tenerife, donde la Policía parece que sigue sacando la porra por el armado y el militar.

Por eso somos del Athletic

Esta semana los medios que quieren demostrar quién manda en Bizkaia ya han desplegado su último movimiento para traer a Llorente al Athletic. ¡Qué verano nos espera si Elizegi no detiene rápidamente esta invasión a su propia capacidad de decisión (que al final, es de lo que va esta campaña a favor del riojano, no de fútbol)! Pero no, no solo importan los goles: el Athletic está construido sobre valores. Tenemos que recordárnoslo cada día con tuits como el de la Adurizpedia: “El Athletic lleva 2.523 partidos consecutivos jugando con al menos un canterano, todos los disputados en los últimos 55 años”. Más de 30 años más que el Ajax.

Faltan Abascal y Casado, entre otros

Cuando leí este tuit de Antonio Maestre: “Por ahora han ido a Waterloo a hacer el ridículo. Inés Arrimadas, Albert Boadella, Álvaro Ojeda y Manuel Andrino de Falange. Grandes referentes”, no pude evitar imaginarme a Pablo Casado y Santiago Abascal haciendo una carrera para no ser el último que posa de espaldas a la vivienda de Carles Puigdemont con una pancarta. Desde luego, con la última visita, la del falangista, la lista de nombres es terrible. También echo de menos a Girauta o Rosa Díez. Y no me extrañaría si dentro de unos días se pasa Alfonso Guerra por allí.

Y falta la verdad

Si “en una batalla la verdad es la primera víctima”, estos tiempos de posverdad y mentira burda reenviada por WhatsApp, entonces, son tiempos de guerra permanente. Por suerte, en ese pozo de lodo que es Twitter también encontramos a usuarios como Antonio Cartier, que no se cansan de repetir las cosas como son: los de Ciudadanos se empeñan en hablar de indultos a los políticos catalanes cuando el juicio está sucediendo ahora mismo. Decir la verdad empieza a ser algo excepcional, y eso a las puertas de una campaña puede ser terrible. Ante cualquier mensaje piensen un poco, como ha hecho Cartier.

La ignorancia infinita de Casado

No iba a traer a la columna la lista de tonterías que ha dicho Pablo Casado sobre el blockchain, los bitcoins y la tecnología en general porque, a estas alturas, una nueva metedura de pata del líder del PP no es noticia. Pero me he rendido cuando me he preguntado: ¿y de qué sabe Pablo Casado? Ha metido la pata en materia de nuevas tecnologías, ha sido un atrevido en cuestiones tan sensibles como el aborto y cualquier otra de índole social, es un bárbaro cuando habla de economía e impuestos, desconoce los cambios legislativos que aprobó su propio partido… Y sigue regalándonos cortes cada día.

Un poco de seriedad

Esto se pone serio: en los partidos políticos la lista de tareas se incrementa y en los medios de comunicación la previsión y el día a día se solapan como se solapan las elecciones, mientras políticos y periodistas hacemos encaje de bolillos familiar con las vacaciones de Semana Santa. Y todo este esfuerzo para contarles la última tontería mayúscula que ha tuiteado Pablo Echenique: “La peor crisis de Podemos. Podemos se desangra…. Pues Podemos crece en redes más que todo el resto de partidos juntos”. Hace bien Ícaro Moyano poniéndose sarcástico: “Ganó las elecciones del Twitter”, le responde.

Como hace la RAE…

La gestión de la identidad digital de la RAE es estupenda. El humor, en vez del fin en sí mismo, es el medio para explicar con una agilidad sorprendente cuál es el modo correcto de usar el castellano. Así, a la pregunta del jefe de deportes del Diario de Navarra sobre por qué está mal usar “el Bilbao”, los de la Academia responden: “Efectivamente, si se trata de la denominación de un equipo deportivo, es válido el uso del artículo. No obstante, si se refiere concretamente al Athletic Club de Bilbao, es más frecuente usar la denominación breve ‘el Athletic’”. A ver si, de una vez, queda claro.

Espinar también lo deja

Algo va muy mal en Podemos si hasta Ramón Espinar deja todos sus cargos: secretario general del partido en Madrid, diputado en la Asamblea de la Comunidad y portavoz en el Senado, ahí es nada. Políticamente, la pérdida es mínima, ya que su capacidad nunca fue sobresaliente y su impacto casi nunca fue positivo para la formación morada, pero su abandono es un síntoma. Un síntoma de que Iglesias y Echenique están cada vez más solos y dispuestos a dejar Podemos hecho unos zorros antes que compartir el liderazgo o las decisiones. El partido se hunde empezando por su proa: Madrid.

Podemos renuncia a Madrid

Podemos es un movimiento profundamente Madrileño. Cuando algunos decían a los del 15-M que montaran un partido, Iglesias, Monedero, Errejón y Bescansa lo hicieron. Eso siempre lo tendrán en su haber. Y capitalizaron inicialmente toda esa indignación. Pero apenas han durado una legislatura. Así que el peor escenario para los que quedan en este partido es el de empezar a hacer aguas en Madrid, precisamente: entre el desprecio de Carmena (a la que ahora intentan desacreditar) y el desafío de Errejón, se encuentran arrinconados pensando en abandonar su espacio natural.

Y el PP, a Euskadi

Podemos esperar que Alfonso Alonso lo arregle matando moscas a cañonazos, como cuando sugirió que Urkullu pactaría con Abascal justo antes de que lo hiciera Casado en Andalucía, pero el roto que ha hecho el PP a su taifa vasca va a ser difícil de coser: desde la sede en la calle Génova acusan a Sánchez de ceder ante ETA incluyendo la de prisiones entre las transferencias a traspasar próximamente cumpliendo con el Estatuto de Gernika, es decir, con la ley. Alonso sabe que en Euskadi conocemos la verdad y que en Madrid le han abandonado a su suerte, pero intentará que los platos rotos los pague otro.

¿Cómo y por qué?

Generalmente intento traer a esta columna opiniones que encuentro en Twitter porque son valiosas y las emiten ciudadanos normales con las ideas más claras que yo. Pero a veces tengo que rendirme y copiarles los mensajes que lanzan “tuitstars” como Juan Soto Ivars: “Por sucia que sea la maniobra contra su gobierno, que lo es, y mucho, para ensalzar a Maduro hay que estar bien zumbado”, escribía sobre Guaidó. Y estoy completamente de acuerdo con el periodista: ¿cómo y por qué personas que se tiene por progresistas son capaces de defender a un incapaz controlado por el ejército como Maduro?

La distopía política

No quería terminar la columna sin rescatar uno de los mejores tuits que he visto esta semana y, posiblemente, lo que llevamos de año: Antonio Cartier recuperaba la desafortunadísima cita de Albert Rivera sobre la gestación subrogada y la convertía en un “meme” con inesperado buen gusto. “¿Hay algo más bonito que concebir un hijo para otra mujer?”, la pregunta acompaña a una imagen de la serie El Cuento de la Criada, una distopía en la que, en un presente paralelo, EE.UU. es gobernado por ultracatólicos que fecundan a las mujeres fértiles para quedarse con sus hijos. Rivera lo clavó.

Todo está mal, y Rufián, peor

Estoy absolutamente de acuerdo con Alberto Elías: en la secuencia que ya todos hemos visto protagonizada por Gabriel Rufián y Beatriz Escudero todo está mal… Empezando por un personaje como Cascos, que comparecía. Está mal el presidente de la misma, Pedro Quevedo, de Nueva Canarias, que no es capaz de detener al de ERC. No está bien Escudero, que insulta, es cierto. Pero el que peor está es Rufián, que regala el calificativo de “palmera” (la que da palmas) a la del PP antes de guiñarle un ojo. Dos decisiones absolutamente equivocadas y necesariamente censurables.

Lo que consigue Rufián

Antonio Cartier y el popular Javier Gallego Crudo coinciden en su diagnóstico, que en mi opinión es acertado: no importa el motivo de la comparecencia de Cascos ni las formas del ex ministro de Aznar hasta el momento de la trifulca. Rufián ha logrado lo que siempre busca: centrar toda la atención en sí mismo, hacerse el gallo, quedar por encima de todas las personas y todos los temas. Montar un show, en definitiva, porque para hacer política de momento no ha demostrado que sirva. Algunos, sorprendentemente, están encantados con sus espectáculos.

Es machismo y, por lo tanto, da asco

Guiñar el ojo a una mujer que está trabajando y a la que unos segundos antes has sugerido que su labor es la de acompañamiento servil de un hombre mayor es machismo. De libro. Se pongan como se pongan los que, por otro lado, se pasan el día señalándonos qué es la heteronorma y el patriarcado. Luego, cuando tienen la viga en su ojo, ni se enteran o, peor, ni se quieren enterar (y en Euskadi lo hemos visto bien con el caso de aquel fotógrafo y pirata). Una mujer del PP puede sufrir a un machista que se define como de izquierdas. Y el que no lo vea está ciego porque quiere.

¿Y la causa catalana?

Con actuaciones como las del martes, y todas las anteriores en el Congreso, la tele y Twitter, uno acaba por pensar que la causa de Rufián no es la catalana, ni siquiera la de sus compañeros políticos en prisión preventiva. La causa de Rufián es Rufián. Y allá quien le soporte aquí, en Madrid o en Catalunya, donde tienen cosas peores que aguantar, como ver muñecos con la bandera estelada ahorcados de postes eléctricos. Como tuitea Jaume Asens, ¿alguien se imagina lo que hubiera pasado si los monigotes colgados llevasen la bandera española?

La normalidad es lo extraño

El Manchester City ficha a Pep Guardiola, el mejor entrenador de fútbol en la actualidad, y decide abrir una cuenta en Twitter de información en catalán. Una muestra de sensibilidad absolutamente desconocida en España, por ejemplo. Más de un año después de su funcionamiento, además, sirve para mostrar al entrenador catalán luciendo un lazo amarillo minutos antes del inicio de un partido, con total naturalidad. Una naturalidad que el Estado Español ha conseguido que se nos haga extraña, como tantas otras muestras de simple solidaridad y democracia.

Por qué la moción

La marcha de Mariano Rajoy, cuyo sufrimiento estos días no discuto, está más que justificada. No se va por un rescate impuesto por Europa. No se va por una artimaña de Ciudadanos ahora que sube en las encuestas. Se va porque su partido está implicado hasta ser condenado por corrupción. Se va porque “M. Rajoy” aparece en los papeles de reparto del dinero de Bárcenas, sentenciado a más de 50 años. Se va por las mordidas de los que se adjudicaban obra pública. Se va porque tiene que irse.

Sánchez tiene total legitimidad

No sé si a las horas a las que usted lee estas líneas conoceremos el nombre de algún ministro o ministra de Sánchez. Decida lo que decida, tiene toda la legitimidad para hacer lo que le dé la gana, hasta meter en su gobierno a Pablo Iglesias, aunque ni lo quiero ni creo que es lo que le convenga al PSOE ni a España. Hacía bien el periodista Miquel Roig en recordarlo después del discurso de Rafael Hernando quien, como Rivera, atacaba la legitimidad de la herramienta democrática que eligió Sánchez.

Rajoy, en el bar

Me gusta mucho Antonio Agredano, uno de los pocos que puede hacer literatura en un tuit y sobre cualquier tema: “Beber pacharán y recordar anécdotas. Reír. Juguetear con los cubiertos. Animarse con los chistes. Eternizar la sobremesa con amigos cuando te acaban de despedir del trabajo. España en una tarde”. Se refería, por supuesto, al refugio de Rajoy en un restaurante mientras en el Congreso los grupos, de menor a mayor, explicaban su posición en su propia moción.

Da para novela

Tristán Ulloa tuiteaba a media noche del jueves: “¡Qué gran película se podría hacer sobre el día de hoy!”. No sé yo si dará para una peli, pero sí como fondo de una novela. Tirando del hilo literario de Agredano, Rajoy en un restaurante, el Congreso eligiendo a Sánchez con un Rivera furioso porque ve que la extrema derecha no puede asaltar el Gobierno, los tres partidos nacionalistas protagonistas casi inesperados y casi sin quererlo… Valen para una comedia o un drama.

Así se presenta a un entrenador

Athletic y Real han presentado a sus entrenadores recientemente. Por desgracia, ninguno lo ha hecho como el histórico Derby County a Frank Lampard. El equipo de la segunda división inglesa (Championship) empieza con una cámara que sigue los pasos de Lampard hasta el estadio, vacío e iluminado, y termina con un dron que muestra la grandeza del Pride Park antes de cerrar con un moderno #WelcomeFrank en letras blancas sobre fondo negro. Elegante y efectivo. De diez.